Desde que me enteré de mi condición celíaca pasé por muchísimas etapas, en realidad lo supe por casualidad: a mi sobrino mayor, Juan, al entrar al secundario le solicitaron una serie de análisis de rutina y en uno de ellos salió un valor que podría indicar celiaquía, finalmente se descartó en él, y se confirmó en Juli, mi sobrino menor.
Ahora ¿Cómo me enteré de mi celiaquía?: bien, la médica que biopsió a Juli, preguntó antecedentes familiares, y me hermana Beatriz, le contó que yo desde los 6 meses hasta los 2 años tuve malestares estomacales sin causa determinada, y que solo fueron controladas con una dieta super estricta (ahora entendemos que era una dieta libre de gluten). Hacía casi 10 años que yo me dedicaba a la gastronomía. Tuve que hacer un enorme esfuerzo de ensayo, error y engorde, para adaptar todas mis recetas a las nuevas harinas sin gluten (tarea nada sencilla). El motor de esto fue Juli, y el objetivo abrir un restaurante. En sociedad con mi madre y mi hermana abrimos el restaurante Fusión, pero con los avatares de este bendito país, resultó prácticamente una odisea sostenerlo, hasta que en diciembre de 2004 cerramos con toda la pena del mundo.Realmente fue maravilloso conocer a toda la gente que conocimos, con quienes prácticamente intercambiamos experiencias de vida y con las que nos enriquecimos mutuamente.
Debo reconocer que hoy el hecho de ser celíaca ya no representa prácticamente ningún trastorno en mi vida. Y agrego que al igual que la mayoría de los celíacos, me siento con el deber de alertar a la gente que conocemos, acerca de la condición celíaca, sus síntomas, y formas de diagnóstico.
Mónica Benain